¡EDUCAR SIN VIOLENCIA!



Uno de los problemas más graves que presenta nuestra sociedad en la actualidad es la violencia, generada por los integrantes de la delincuencia organizada, los medios de comunicación (videojuegos, películas y demás), pero el origen más preocupante es la violencia en el hogar.
La violencia se propaga de generación en generación, y puede ser física, verbal y emocional. Por eso es muy importante que mantengamos la calma cuando se trata de educar a nuestros hijos.
Pero tal vez te preguntes, ¿Cómo le hago para NO darle nalgadas o pellizcar a mi hijo?
A veces, cuando no comprendemos bien a los niños, estos pueden ser frustrantes y hacer que los padres generen mucha cólera e ira, y en ocasiones te puedes sentir inclinada o inclinado a reprender a tu hijo o hija físicamente. Mis recomendaciones son:
  • Mantén la calma. Más allá de clásicocuenta hasta diez, es muy importante que sepas que es lo que pasa con tus sentimientos cada día para que no le vayas a soltar una cachetada a tu hijo. Tal vez puedas sentir frustración o enojo por situaciones en tu trabajo, en la relación con tu pareja, por problemas económicos, o por cualquier otro motivo personal o familiar. Es muy importante que reconozcas que es lo que te hace sentir mal, desde antes de tener que enfrentar a tus hijos y trata de interiorizar, relajarte y liberar el estrés durante el día, y sí, cuando vayas a explotar, aléjate mentalmente y cuenta hasta diez.
  • Conviértete en la parte prudente. Cuando un niño repela o rezonga, sobre todo si es adolescente, puede ser muy imprudente y decir cosas que te hieran o te molesten, ten en cuenta que el adulto eres tú y la prudencia debe venir de parte. La forma en que reacciones le dará un ejemplo a tu hijo o hija. Además de contar hasta diez, a veces es necesario alejarse, para que el niño también tenga oportunidad de calmarse. Le puedes decir con calma: “Voy a estar en el cuarto de al lado, para cuando quieras hablarme con respeto”.
  • Vive tu vida. Cuando estás muy estresado, y no has tenido tiempo de disfrutar actividades para ti, o con tu pareja u otras personas adultas, es más probable que reacciones mal y agredas físicamente a las personas que te rodean, aunque eso no justifica que lo hicieras. Sal a caminar, lee un libro, haz ejercicio, medita o reza. Convive con personas que sean afines a ti, o haz algo que disfrutes mucho.
  • Dale alternativas. Cuando los niños se ponen más necios es cuando están aburridos, mientras más pequeños, es más fácil que se aburran, ya que se concentran poco tiempo en cada actividad, y en ocasiones quieren llamar tu atención a través de un comportamiento que te moleste. Si le dices “No avientes esa pelota en la casa” es recomendable que lo complementes con “mejor juega con tu bicicleta media hora”. O por ejemplo “No molestes a tu hermano, aquí están unos colores para que me hagas un dibujo”.
  • Usa frases directas. Los niños entienden si somos directos y las frases son cortas. Por ejemplo si le gritas desde tu silla “Fulanito: ya te he dicho un millón de veces que me hagas caso, si te sale sangre de la cabeza no vengas llorando conmigo” no le estás diciendo lo que realmente quieres, sería recomendable que te pararas, lo tomaras del brazo con firmeza, y sin lastimar y le dijeras “Bájate de esa escalera y siéntate a mi lado”
  • Infórmale con anticipación: Los niños tienen ataques de cólera o hacen berrinches cuando se sienten impotentes ante una situación. Si está jugando con el vecino, antes de suspender su actividad avísale que le quedan 5 minutos antes de que se vaya, recuerda que el juego es importante para él o ella y de ésta forma le das oportunidad de cerrar la actividad sin causarle frustración. Nuevamente sé firme, cinco minutos son 5, no diez.
  • Enséñale con reacciones lógicas: Si le das nalgadas a tu hijo o hijo porque rompió una maceta de la vecina, no aprenderá una lección lógica, más bien puede aprender que es mejor decir mentiras, culpar a alguien más o que es mejor ocultar que se equivocó. Además es preferible que actué por espeto y no por miedo. Así que mejor dile con firmeza, pero sin gritar: “Rompiste la maceta, ¿Cómo lo vas a reparar? tal vez sea necesario que corte el césped de la vecina, o que tenga que lavar su coche. Así aprenderá que los errores son parte natural de la vida y que todo tiene una consecuencia, pero sin lastimar si autoestima.
Aunque parezcan muy leves, las nalgadas, pellizcos,  incluso los empujones son una forma de violencia familiar, tal vez sutil, pero afectan definitivamente la autoestima de los niños y los ponen resistentes al entendimiento, violentos, inseguros y son un ejemplo de cómo resolver los problemas cuando sean adultos. 
 Ten calma, No lastimes la personalidad de tus hijos.


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